Un día de abril de 2013
Querida, hermosa y añorada
tormenta.
¿Cómo estás?
El día de ayer fue tu cumpleaños
y no estuve ahí, confieso que me hubiera fascinado estar ahí contigo, compartir
ese momento que se supone que es importante en la vida de uno. Pero no es mi lugar,
no me corresponde y hubiese sido incapaz de tragar aquel motivo que es tu
felicidad y que no soy yo. No son celos, quizá podría ser más envidia y por
otro lado es más coraje y frustración conmigo mismo. Después de que ha pasado
tanto tiempo y nunca ser digno de esa oportunidad para ser el que causa tu
felicidad pero si ser digno de la oportunidad de ser tu amigo, ser el que
escucha, el que traga, el que soporta. Hay cosas que son difíciles de aceptar y
prácticamente imposibles de tragar. El ser tu amigo es una de ellas.
Sé que podría escribir hojas
sobre ti, por lo especial que eres y lo magnifica, maravillosa e incluso
perfecta (muy a tu manera), pero no debería ya. Hago mi esfuerzo por caminar y
continuar mi camino sin ti pero es difícil. Me resulta imposible no pensarte,
solamente que siempre hay un punto de la vida donde uno ve un futuro con
alguien y en este caso yo veía un futuro a tu lado y no sucedió, esa clase de
decepciones asesinan la esperanza, a todo esto si le sumamos su predecesora que
resultó ser maravillosamente peor… mi esperanza quedó sin vida.
¿Qué tal te la pasaste ayer? ¿Bailaste
mucho?
Yo sé que fuiste feliz, que en
ningún momento pasó mi imagen por tu mente, aunque si leyeras esto dirías que
es falso, que si pensaste en mí y me echaste de menos. Quizá sea verdad pero a
veces prefiero más mi versión, me ayuda a vivir mejor pero te confieso que me
amarga el alma, quizá sería más feliz si realmente aceptara que piensas en mi
pero que no me puedes ver como el principio o el final de tu felicidad,
solamente soy un párrafo en tu vida mientras que tú eres un capítulo al parecer
infinito. Chistoso ¿no?
Querida tormenta, te quiero, pero
últimamente he tenido conflictos con esa palabra, probablemente sólo la uso
contigo y con otra persona que el simple mencionarla será causa de problemas
entre nosotros (a pesar de no haber nada entre nosotros). Pero es que cuando le
escribo a una “te quiero” y a la otra también, creo que realmente es para las
dos, a las dos las quiero, no sé a quién más y es imposible la comparación
porque son tan completamente opuestas las sensaciones, incluso a la hora de
escribir. Al escribirte me siento más reflexivo mientras que con ella me siento
más molesto, quizá más impotente y contigo más enojado. Las sensaciones se
dividen y me es difícil decir “a ella la quiero más”, aunque confieso que me
agrada más tu compasión, ese modo de aun verme, saludarme y abrazarme. Puedo vivir
con eso, aunque causes un desastre emocional dentro de mí cada vez que lo
hagas.
Querida tormenta, creo que es
posible querer a dos personas, lo que creo que debe de ser imposible es
amarlas. Uno puede decirle “te quiero” a más de una persona y realmente
quererla en su muy único modo de ser, lo que no puedes des ir diciendo “te amo”
a cada pareja, a cada beso, a cada algo. Y eso querida tormenta, eso es la
confusión que la vida aun no me presenta.
Creo que debería de irme, hay una
vida que me llama y no puedo estar bañado en recuerdos todo este tiempo, espero
que estés bien, que la pases bien, que seas muy feliz y nunca dejes de sonreír,
tu sonrisa hace que este mundo sea un lugar mejor y me hace sentir que todo
está correcto (aunque no lo esté).
Con cariño
M. Gray
No hay comentarios:
Publicar un comentario