Un día de junio del 2013
Querida tormenta… ¿qué te cuento?
Debería preguntar por cómo estás
y así, pero prefiero no hacerlo, prefiero suponer que todo está bien contigo. El
otro día, mentira, me encuentro viendo tu foto. El tiempo ha pasado, no nos
hablamos, no nos vemos y creo que yo te guardo un poco de desprecio por todo
eso que hiciste y cuya respuesta nunca encontré. Me dueles, me doliste mucho,
fuiste un dolor muy fuerte y ahora me encuentro aquí sentado escribiéndote.
¿por qué?
Solías ser tan buena persona…
¿por qué querida tormenta? ¿por
qué?
Más de una vez me he preguntado
en que falle, no encuentro respuesta. Quizá fue mi ojo el que no te gustó. Pero…
Dios sabe que te quise demasiado, Dios sabe muchas cosas y yo sé que tú también
las sabías y aun así preferiste mandarme por un lado, encajarme esa espina que
me ha traído tantos problemas.
Sé que no te escribí para
reclamarte, ese reclamo está demás. Hoy escribí para contarte algo, tengo
novia, es una mujer maravillosa que me endulza la vida día con día. Me quiere,
es detallista y me abraza como tú nunca me abrazaste aunque quizá alguna vez lo
intentaste. No te escribo con el propósito de causarte envidia, de presumir o
algo por el estilo. Solamente es lo maravilloso que es esta mujer que creo que
encontré esa respuesta a mi vida que tanto esperé.
Me siento feliz, me siento
contento, aun eres una espina de mi pasado, aun me dueles, aun te pienso y
todo, pero por segunda vez en mi vida creo que las cosas toman un camino correcto
y agradable. Y quiero compartirte esa maravillosa noticia porque estoy feliz y
porque intento cumplir mis promesas. Espero que estés feliz, que la vida te
esté sonriendo como me sonríe a mí. Espero volverte a escribir pronto, claro,
mis letras tienen dueña de nuevo. Cuídate.
Con cariño
M. Gray
No hay comentarios:
Publicar un comentario